Prisionero de su esfera ósea se encuentra oprimido mi cerebro, rehén
diligente, paradigmático gobernador de mi cuerpo, que a su vez sobrevive
preso del bombeo incesante de mi corazón. Corazón que han raptado tus
encantos, secuestrado por el hechizo que provoca tu presencia, capturado
en la congoja que producen tus rechazos.
Mi ser encadenado solicita recobrar la libertad, mas ni siquiera un solo beso es aceptado como rescate.
Cuando al fin creo estar cerca del fin de mi cautiverio, descubro en
cada gota que brota de sus heridas un desgarrador reflejo, revelando el
rostro insano del auténtico torturador…
Juego de roles
Hace 9 años